Hambre Emocional: Comer para silenciar emociones

¿Sientes a veces la necesidad repentina de comer algo para calmar la ansiedad que te provoca el estrés, la rabia o la tristeza? ¿Sin darte cuenta, estás comiendo algo para sentirte mejor? Ten cuidado..!  Puedes estar padeciendo de un trastorno alimenticio llamado hambre emocional para silenciar emociones no controladas.

El hambre emocional es un trastorno alimenticio muy común propio de la agitada vida que tenemos hoy en día.

En este trastorno, la persona presenta conductas impulsivas que le llevan a consumir alimentos específicos tras haberse desencadenado una situación emocional en su entorno.

Por lo general, los episodios de ansiedad vienen acompañados de un sentimiento de culpa que aparece una vez que la persona ha saciado su necesidad alimenticia. Al seguir sin resolver el conflicto emocional que la originó, la situación se convierte en un círculo vicioso.

Generalmente este desorden alimenticio se asocia a las emociones negativas, tales como tristeza, ira o miedo, sin embargo, las personas sin darse cuenta, pueden estar tratando de justificar la ingesta compulsiva de alimentos para celebrar la emoción que les genera algún evento favorable.

Esto es, que comemos de manera impulsiva para alegrarnos o calmarnos, aunque también en ocasiones, consideramos merecernos un premio o tenemos una buena razón para festejar las emociones positivas, como la alegría o la sorpresa. Hay especialistas que señalan también como una causa del hambre emocional precisamente la carencia de emociones por largos períodos de tiempo.

 

Hambre emocional versus hambre real.

Como en cualquier desorden que provoque cambios sustanciales en nuestra conducta, es imprescindible realizar una evaluación para determinar si existen elementos que nos permitan identificar la presencia de un problema.

Todos hemos experimentado en alguna ocasión la necesidad repentina de comer algo que nos provoca. Esto no debe representar mayor preocupación siempre que el impulso que sentimos sea más parecido  a un simple gusto que queremos darnos que a un ataque de ansiedad. Además, debemos evaluar si la frecuencia con la que se dan estos impulsos es cada vez mayor.

 

¿Cómo diferenciarlas el hambre emocional del hambre real?

Es aquí donde debemos preguntarnos si lo que estamos experimentado es hambre real o mas bien se trata de hambre emocional. Para ello, debemos ante todo aprender a diferenciar cuando se trata de una o de otra.

El hambre real proviene de la necesidad de nuestro organismo de reponer energías para seguir trabajando. Aparece progresivamente y viene acompañada de manifestaciones corporales evidentes, tales como:

  • Desfallecimiento en menor o mayor grado, lo que indica la necesidad que tiene nuestro organismo de recargar energías para seguir su normal funcionamiento.
  • Ruidos en el tracto digestivo que se producen por la acción del mismo al no tener alimentos que pueda procesar durante su normal desempeño.
  • Dolores de cabeza, que aparecen como respuesta a la fatiga en sí, producto del consumo de nuestras reservas energéticas.
  • Cambios de humor, productos de la misma necesidad de alimentarnos y no haber podido satisfacer dicha demanda.

Es importante considerar además que el hambre real se controla al saciarse luego de haber consumido las porciones de alimento necesarias que nuestro cuerpo demanda.

Hambre emocional

La gran diferencia: El hambre emocional aparece tras un evento significativo

A diferencia del hambre real, en la que ingerimos alimentos comunes a intervalos regulares, el hambre emocional aparece súbitamente. Se caracteriza por la necesidad de consumir algún tipo de alimento o un sabor que tenemos en mente. Adicionalmente, la saciedad en este caso, no disminuye la ansiedad de continuar consumiendo dicho alimento.

Vale acotar que estos alimentos por lo general tienen un alto contenido calórico, tales como el azúcar, las harinas o las grasas  y cuya ingesta acarrea luego la aparición de sentimientos de culpa. Rara vez se nos antojará recompensarnos con una zanahoria o con un apio.

Es fundamental reconocer en este sentido, que el sentimiento de culpa no es más que la confirmación de que estamos haciendo algo que no es bueno para nuestra salud.

Si te interesa este tema o sospechas que puedes estar padeciendo de hambre emocional, te invitamos a descubrir «Cómo combatir el Hambre Emocional» identificando las señales y siguiendo unas sencillas recomendaciones.

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