
Todos en algún momento hemos experimentado el estrés, esa sensación de tensión provocada por una situación que, en mayor o menor medida, nos agobia, nos causa ansiedad o nos hace reaccionar de manera diferente a nuestro comportamiento habitual y el aprendizaje online no escapa de ello.
Efectivamente este es uno de los mayores problemas con el que nuestra mente y nuestro cuerpo deben lidiar en la actualidad y en muchos casos, la velocidad con la que se desarrolla nuestro entorno moderno, nos amolda a tolerar de alguna manera ciertos niveles de estrés.
Sin embargo, muchas veces se nos puede pasar desapercibido el hecho de que nuestros hijos quizá estén padeciendo situaciones similares en su entorno educativo, sobre todo en estos tiempos donde la educación a distancia o “en línea” se ha ha convertido en una nueva forma de aprender, a la cual, seguramente no estábamos acostumbrados.
Por otro lado y quizá más difícil de apreciar, puede ser la indiferencia de nuestros hijos hacia el aprendizaje, desmotivados entre otras cosas, por la carencia de socialización o la ausencia de la disciplina a la que estaban acostumbrados dado que el hecho de estar conectados a una clase a distancia, no necesariamente implica que estén prestando la debida atención. Las posibilidades de distracciones en un entorno así están por todas partes.
Ahora pasamos más tiempo en casa y en ocasiones escuchamos sus clases, les vemos tomar exámenes en directo y hasta podemos ser espectadores de sus intervenciones en público, lo cual nos hace partícipes de una manera que antes no era posible a menos que nos infiltráramos en sus salones de clase.
Esta nueva modalidad de aprendizaje en línea, debe ser gestionada de manera que resulte en el corto y mediano plazo, una experiencia tan natural como lo ha sido siempre asistir a las instalaciones del colegio de forma habitual, compartiendo su tiempo con amigos y maestros. En el largo plazo, lo ideal es que esta nueva realidad pueda transformarse en una experiencia enriquecedora que invite a aprovechar las ventajas de aprender sin importar las distancias ni las diferencias horarias.
Pero ¿Qué debemos observar y analizar?
Lo recomendable es observar de manera objetiva y respetuosa el proceso de aprendizaje en línea de nuestros hijos, sin invadir su privacidad y sin intentar alterar a las primeras de cambio, los hábitos que se han ido formando en esta nueva etapa.
Una buena forma de comenzar es validar que exista cierta similitud en los nuevos hábitos del entorno en línea y los que solemos observar cuando acuden regularmente al colegio.
Entre las situaciones que podemos observar:
PASAN MÁS TIEMPO DE LO HABITUAL ESTUDIANDO
Esto no es algo que deba preocuparnos, siempre que no se trate de que tengan dificultades para comprender temas que de alguna manera, en clases presenciales hubiese resuelto con ayuda de sus compañeros o maestros. En este caso podemos observar que estudia reiteradamente un mismo tema con cierto nivel de angustia.
VAN DE UN LUGAR A OTRO PARA CONECTARSE
A menos que sea por un tema de deficiencias en la señal para conectarse al aula virtual (lo cual tampoco es bueno) , esto puede dar señales de que no logran concentrarse adecuadamente o que precisan cambiarse a un lugar donde puedan sentirse más o menos propensos a distracciones. Si, es posible que estén buscando la mejor manera de concentrarse en la clase o de distraerse de ella.
HACEN COSAS QUE NO HARÍAN EN UNA CLASE REGULAR
Dejar que la clase continúe mientras van por agua o algún refrigerio, ir al baño constantemente, estirar las piernas, escuchar música o mirar sus teléfonos, no son prácticas comunes en una clase regular. Así que estas actitudes pueden ser producto de cierto desinterés.
Si has notado alguna de estos comportamientos, no dejes de leer las recomendaciones que tenemos en nuestro artículo llamado: